Este trabajo explora cómo el misionero enfrenta circunstancias que lo exponen al estrés, generando desgaste emocional, psicológico y físico. Factores como el choque cultural, el aprendizaje del idioma y la presión ministerial contribuyen a sentimientos de ansiedad, inseguridad y baja autoestima. Reconocer las fuentes de estrés y anticiparlas permite al misionero y a sus líderes prepararse mejor, prevenir el agotamiento y fortalecer la adaptación a nuevos contextos.